malabia (espanha)
diálogo entre federico nogara & floriano martins
FM – Quando surgiu Malabia e em quais circunstâncias editoriais?
FN – La idea de Malabia surgió en 2000, en un encuentro cultural en Brasilia. Allí conocí personalmente a Guillermo Pérez Raventós y entre los dos nos propusimos una tarea común. De las charlas salió Malabia. La revista tiene seis meses de edad. La editamos entre Guillermo y yo, sin ayuda exterior. Ahora estamos comenzando a involucrar editoriales.
FM – Qual a razão de seu nome?
FN – Malabia es un personaje de los libros de Onetti. Es el intelectual inconformista, enfrentado al sistema. Tiene mucho en común con Compson, el intelectual de Faulkner (de quien Onetti era admirador), y del Dédalus de Joyce.
FM – Como o sítio convive com outros projetos similares em todo o país?
FN – Es difícil decirlo. Recién comenzamos y los contactos con proyectos similares son muy nuevos. Las perspectivas son buenas.
FM – Qual a situação atual do sítio, em termos de conquistas, dificuldades, novos planos etc.?
FN – Tenemos un tipo de lector con un nivel cultural medio-alto, lo que hace el crecimiento lento. Pero al mismo tiempo nuestros inteligentes lectores comprenden el esfuerzo por mantenernos coherentes, fieles a una forma de entender la cultura. Recibimos mucho apoyo y muchas felicitaciones. Las dificultades, como siempre, son las económicas. El principal plan es mejorar en todo sentido. El más ambicioso es salir con suplementos en portugués e inglés.
FM – Malabia circula apenas em módulo virtual ou há também uma versão impressa?
FN – Pensaremos en una versión impresa cuando podamos financiarla. Publicar en papel es muy caro y limitado. Con internet se puede llegar a todo el mundo. Nuestra revista es abierta al mundo desde una perspectiva latinoamericana, y el mundo es ancho y ajeno como decía Ciro Alegría.
FM – Como funciona sua difusão?
FN – Por el momento sólo con e-mails.
FM – Como vês as possibilidades da Internet como ferramenta aplicada à cultura?
FN – No debemos olvidar que internet fue inventada por el ejército norteamericano para mantener a sus mandos operativos. Es una herramienta del sistema. Pero, paradójicamente, es una de las pocas herramientas de comunicación con que contamos quienes queremos cambiar la realidad. La cultura en nuestros días está muy comercializada. Mucha gente se da cuenta y trata de responder. Pero falta calidad, buenas propuestas. En internet hay poca seriedad, mucha «brincadeira», y eso no nos lleva a ningún sitio.